miércoles, 27 de febrero de 2013

Sesión 5 del 16 de febrero de 2013 del curso de macetohuertos (huertos ecológicos en macetas)


Como una de las personas que nos acompaña habitualmente ha venido con una importante lumbalgia y se ha marchado pronto, para tratar de endulzarle un poco su pesar antes de su partida, hemos comenzado la sesión realizado varias cosechas que se planteaban prometedoras.

Por un lado hemos recolectado unas zanahorias de la variedad tradicional Morada procedente de algún rincón andaluz que no alcanzo a recordar y que se sembraron en octubre. De una maceta de 29 l hemos conseguido obtener 2,514 kg. Las hemos probado y a pesar de su color, más parecido al rábano, hemos confirmado que son zanahorias y que, además, tienen un excelente sabor. La zanahoria más grande ha llegado a pesar 195 g, que no está nada mal. Se han cosechado un total de 40 unidades, con un peso medio de 62 g. En conjunto, el rendimiento ha sido ligeramente menor que las zanahorias Nantesas comerciales sobre las que la primavera pasada escribí un artículo titulado Las generosas zanahorias en macetas y que produjeron 3,09 kg. En cualquier caso, su calidad justifican claramente su cultivo.




Por otro lado, hemos cosechado dos variedades de pataca, también conocidas como tupinambo o aguaturma. Se trata de un cultivo, ya poco común, que da unos rizomas muy agradables de comer. Una de las variedades procede del Jardín Botánico de Córdoba, el cual tiene una importante colección de plantas agrícolas y de carácter etnobotánico, y otra de la Sierra del Montsant, territorio lejano de la otra punta de la Península Ibérica, que recogí cuando fuí a un curso al Instituto de Permacultura Montsant.

En un macetohuerto, con las limitaciones productivas que tiene, es muy importante comparar cuantas más variedades mejor, al objeto de elegir aquellas con mejor relación rendimiento-calidad. Ambas variedades se cultivaron en macetas de 19 l, dando la procedente del botánico de Córdoba una cosecha de 1,982 kg, mientras que la del Montsant se quedó en 1,190 kg. Esta última nos la comeremos íntegramente y buscaremos una o dos variedades nuevas para ponerlas a competir con la primera, de la que guardaremos unos cuantos rizomas.

Los rizomas de pataca se pegan al perímetro de la maceta,
no proliferando apenas dentro del cepellón.

Variedad de pataca del Jardín Botánico de Córdoba.

Variedad de pataca del de la Sierra del Montsant


Para conservar las patacas hasta su consumo, hemos procedido a su estratificación, que consiste en colocar capas de estas en una maceta menor, de unos 5l, cubiertas por sucesivas capas de sustrato. Así, ni se deshidratarán, ni se pondrán verde. Realizamos la cosecha y estratificación para poder utilizar las macetas de 19l, que ahora solo tenían patacas en reposo.


A continuación, hemos visto el estado del montón de compost que realizamos en la sesión anterior. Hemos observado como este, tras un mes en el que se han dado 2 volteos, es ya de color totalmente pardo, aunque todavía se distinguen las formas vegetales, especialmente los tallos. La temperatura se encuentra a 27ºC y decreciendo lentamente, aunque aún por encima de la temperatura ambiente, cuyas máximas se encuentran en torno a los 15-20 ºC. Esperamos que esté listo para las siembras de verano.

Compost con 4 semanas

Durante el proceso de compostaje hemos medido diariamente la temperatura, cuya curva evolutiva podemos ver en la siguiente gráfica.:



Se puede observar como en el primer volteo hubo una gran caída de temperatura, de 40ºC a 18ºC. Ello fue debido a que al construir inicialmente el montón no lo humedecimos lo suficiente, por lo que hubo una gran proliferación de moho blanco (ver imagen siguiente). Para resolver el problema, el volteo se realizó reglando sobre cada capa volteada. El agua utilizada, que estaba a temperatura ambiente, fue la causa de la caída. Posteriormente, con el paso de 5 o 6 días, la temperatura volvió a recuperarse, pero solo se incrementó 3ºC por encima de la que existía justo antes del volteo, hasta alcanzar los 43ºC, cuando hubiera sido deseable un incremento mayor.

Sin embargo, en el segundo volteo, como la humedad ya era adecuada, no hubo que regar. Esto permitió que, gracias a la aireación aportada con la operación, la temperatura se incrementase en mayor medida que con el primer volteo, pasando de 19ºC antes del volteo a 27ºC a los 8 días, con un incremento de 8ºC.

En el futuro tendremos que vigilar con mayor atención el nivel de humedad de los ingredientes de partida, y así conseguir un proceso térmico más prolongado en el tiempo, que acelere e higienice en mayor medida el compost.

Moho blanco, síntoma de un composcon huimedad insuficiente.

Posteriormente, hemos realizado trasplantes de lechugas en sustratos que han quedado tras la cosecha de zanahorias y patacas, a las cuales les hemos ligado un poco de humus de lombriz para complementar. Aunque había algunas macetas vacías que habían tenido lechugas antes, no las hemos utilizado para no repetir cultivos, pues no es recomendable. Para trasplantar hemos utilizados lechugas que estaban siendo criadas en macetas intermedias y hemos explicado las ventajas de este método. Si trasplantamos a una maceta definitiva de 19 l, una lechuga directamente desde el semillero, necesitaremos 2 meses para cosecharla. Pero si la lechuga la cultivamos previamente en una maceta intermedia, al trasplantarla a la maceta definitiva, solo tardará un mes en estar lista, con el consecuente ahorro de espacio y tiempo. De esta forma conseguimos una producción abundante y continua durante todo el otoño-invierno-primavera.

De derecha a izquierda: semilleros, macetas intermedias y macetas definitivas.


Más tarde, hemos procedido a aporcar las patatas que plantamos en la sesión 3 de diciembre. Si recordáis solo pusimos sustrato en dos tercios de la maceta, al objeto de completarla cuando las plantas hubiesen sobrepasado la superficie de esta, lo cual ya ha sucedido. Para evitar pudriciones indeseadas, hemos retirado las hierbas espontáneas (ortigas y pamplinas) y hemos cortado con la uña o tijeras las hojas que estaban insertas a los tallos, justo por debajo del borde de la maceta. Nos hemos encontrado con la sorpresa de que, tras dos meses de la siembra, ya se observan las primera patatas. A mi se me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja, aunque no tan apasionada como la que se me puso cuando cosechamos las zanahorias Moradas. Una vez limpio el espacio, hemos completado el tercio restante de la maceta con una mezcla de sustrato de cultivos anteriores y un 10% estiércol de oveja.



Uno de los puntos fuertes de la mañana ha sido el dedicado al esquejado de las distintas plantas del macetohuerto que son susceptibles de serlo. Hemos realizado esquejado tanto de estaquillas de madera blanda como de madera dura.

Respecto a los esquejes de madera blanda, por un lado menos preparado unos de berro, que como es una planta acuática que emite muchas raíces adventicias en los entrenudos del tallo, no tiene complicación en su propagación. La hemos puesto a propagar en una mezcla se sustrato comercial para plantas ecológicas que hemos enriquecido con un 10% de humus de lombriz. Para ello hemos utilizado como contenedor un brick de leche perforado en la base.



Para el resto de esquejes de madera blanda, que no tienen raíces adventicias, hemos usado el mismo sustrato comercial, pero sin humus de lombriz. Es mejor así, pues de esta forma las estaquillas no se vuelven ociosas por la existencia de alimento suficiente y tienden a emitir raíces en busca de este. Se han esquejado: espinaca de malabar, aptenia, hierba buena, plectranthus, poleo y albahaca perenne. En todos los casos se han cortado justo por debajo de un entrenudo, que como se ha dicho antes, es por donde se emiten las raíces adventicias. Si las plantas son carnosas no hay problema, pero en caso contrario, puede ser recomentable retirar con la uña el ápice de crecimiento y así evitar que la planta se ponga lacia por la excesiva transpiración, lo que en este caso solo hemos realizado sobre la albahaca perenne. La espinaca de malabar y la aptenia tienen el ápice pinzado por proceder de tallos largos de los que se obtuvieron varios trozos.

De izquierda a derecha: espinaca de malabar, aptenia,
hierba buena, plectranthus, poleo y albahaca perenne.


Respecto al los esquejes realizados a partir de estaquillas de madera dura, solo contamos con los tallos de una zarza sin espinas con las cuales hemos puesto en marcha un experimento comparativo. Como las estaquillas de madera dura son más difíciles de enraizar que las de madera blanda, en algunos casos hay que tratar de ayudarlas con la aplicación de hormonas naturales (auxinas) que fomenten la emisión de raíces. Existen distintos métodos naturales, que no implican el uso de hormonas de síntesis química, pero aquí vamos a probar los siguientes:
  1. Estaquillas colocadas en sustrato sin más (patrón para comparar).
  2. El método de las abuelas, consistente en colocar un par de semillas de lenteja en una incisión en la base del esqueje, justo a la altura del entrenudo por donde se emitirán las raíces. Al germinar las lentejas, las raicillas deben exudar hormonas de enraizamiento que las estaquillas deben poder aprovechar. Es el método en el que, desde un principio, he albergado más esperanzas, pues las abuelas son personas de mucha experiencia, y porque me ha hecho gracia la denominación, no os voy a mentir. 


  3. Estaquillas regadas con un extracto realizado con las raicillas de 1 cm que salen de las lentejas al ponerlas a germinar durante 5 o 6 días. Dos días después de la puesta en marcha del experimento llovió copiosamente, por lo que es probable que el extracto se haya lavado y desaparecido.
Raicillas extraidas de lentejas tras 5 o 6 días de germinación.

Extracto resultante de batir las raíces con agua.

Dentro de un par de sesiones veremos los resultados de todos estos esquejes y os contaré puntualmente.


Una vez que el día se acabó de levantar y el rocío se marchó, procedimos a a realizar un reconocimiento de las plantas silvestres comestibles del macetohuerto. Es paradójico como los sustratos que compro alardean en el etiquetado con la indicación de “libre de semillas de malas hierbas” y que cuando yo los voy a usar, los mezclo con tierra, entre otras cosas, para sembrarles hierbas silvestres. Estas son de utilidad para aportar diversidad al macetohuerto y, además, muchas son comestibles. Yo trato normalmente de hacer una escarda selectiva eliminando, antes de que florezcan o fructifiquen, aquellas que no me interesan especialmente, y dejo que semillen, al menos en parte, aquellas que me puedo comer. En un macetohuerto ecológico, con la limitación que hay en cuanto a espacio y capacidad productiva, la aparición de hierbas silvestres comestibles son un valor añadido nada desdeñable. En el día de hoy hemos podido reconocer las siguientes, que dentro de sus distintos usos, yo aprovecho para consumirlas de la siguientes formas:
  • Acedera (Rumex acetosa): como excelente sustitutivo de la espinaca, aunque quizás algo ácida.
  • Armuelle (Atriplex patua): hervidas a modo de espinaca, aunque no son nada especial y prosperan mejor cuando el tiempo está algo más caldeado.
  • Borraja (Borrago oficinalis): los peciolos de las hojas y los tallos antes de florecer para comermelos guisados con patatas.
  • Cerraja (Sonchus oleraceus): para hacer excelentes ensaladas, ya que quizás sea la hierba más sutil que encuentro por los alrededores para estos menesteres.
  • Colleja (Silene vulgaris): para elaborar deliciosas tortillas y revueltos.
  • Diente de león (Taraxacum officinale): como sustitutivo de las escarolas.
  • Ortiga mayor (Urtica dioica): como sustitutivo de la espinaca.
  • Ortiga muerta (Lamium amplexicaule): como sustitutivo de la espinaca.
  • Pamplina (Stellaria media): como sustitutivo de la espinaca.
  • Trébol blanco (Trifolium repens): las flores rebozadas en tempura como piscolabis antes de almorzar o cenar.
  • Mastuerzo amargo (Cardamine hirsuta): las hojas aportan un ligero sabor a berro picante a mis ensaladas.
  • Medicago (Medicago spp): las hojas cocinadas, aunque no son nada del otro mundo.
  • Jaramago (Brassica spp): las flores, o mejor dicho inflorescencias, para acompañar ensaladas, a las que les imparte un ligero sabor a col.

Al final de la mañana, hemos procedido a dar un remozado al fresario, pues andamos en el preludio de la primavera, y las plantas de fresa y fresón ya han empezado a moverse, una vez que han acumulado suficiente frío como para florecer adecuadamente y tener un buen cuajado. Hemos retirado 1 o 2 cm de la superficie del sustrato, la cual hemos sustituido por compost maduro que tenemos almacenado del verano pasado, cubriéndolo posteriormente con un acolchado de hojas de olmo, al objeto de que las fresas descansen sobre este y no se pudran. Aunque suelo desmenuzar las hojas con tijera, esta mañana nos ha pillado el toro con tanto contenido y hemos usado las hojas tal cual. Luego han venido los mirlos a dar por saco y levantar el acochado en busca de lombrices. Que paciencia hay que tener..., pero es que son tan bonitos estos truanes. Siento absoluta pasión por ellos.





(Con la boca chica) Los lindos mirlos haciendo travesuras

Aprovecho para recordaros que en la primera sesión hicimos acodos de las fresas y que en su tiempo se publiqué un artículo sobre el renovado de fresas ecológicas en maceta.

Como no nos ha dado tiempo, porque esta sesión tenía mucho contenido, al día siguiente y ya solo en casa, he procedido a preparar los primeros semilleros de verano, que los pongo a mediados de febrero para que estén trasplantados lo antes posible, Esperamos que estén produciendo sobre la segunda quincena de mayo. Hay que tratar de hacerlo así, pues aquí, en Sevilla, los rigores del verano son muy fuertes y las altas temperaturas de julio y agosto, con máximas de entre 40ºC y 45ºC hacen abortar muchas flores, especialmente en el cultivo en azoteas, con la consecuente merma de la cosecha. Realizar los semilleros tan pronto es arriesgado, tanto por las últimas heladas del invierno (aunque este año las mínimas solo han alcanzado los 4 o 5 ºC) como por las lluvias de primavera, que pueden generar pudriciones. Pero es mejor así. Además, entre julio y agosto suelo irme de vacaciones y es preferible que los picos de cosecha sean antes de estas fecha. No obstante, no debo olvidar que hay que dejar algo para compensar a los que pasan por casa a vigilar el macetohuerto durante mi merecido tiempo de asueto.

Este años se han puesto a germinar las siguientes variedades:

  • Tomate:
    • 2 variedades vueltas a cultivar porque superaron una prueba de elección el verano pasado: Sartenes y Bombilla Amarillo.
    • 6 variedades nuevas a las que se va a realizar una nueva prueba de elección esta campaña: Llarg Pebrot, Montserrat, Margarito, Ramallet, Ramillete y Negro.
  • Tomate verde mexicano: una variedad a la que no le tengo puesto nombre todavía.
  • 3 variedades de berenjena: Morada, De Metro y Blanca.
  • 1 variedad de pimiento: Gregoriano.
Como todavía hace frío en el exterior, las he puesto a germinar en el trastero con una cinta de calentamiento conectada a un termostato y cubierta por un plástico y una toalla. La temperatura la he tratado de manterer a unos 20ºC. No más porque la cinta no tiene más potencia. Teniendo en cuenta que la temperatura mínima para la germinación del pimiento son 6ºC, esta es una temperatura más que confortable.



Aunque el termostato lo veis sobre la toalla, es solo para la foto.
En realidad está alejado por si le da por producir alguna chispa.

Y nuevamente esto es todo. Hasta la próxima sesión.

Pablo José González Provost
agrojardineriaecologica@gmail.com

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